Entre tu piel y tu mente
Es difícil aceptar en voz alta las ideas
que me vienen a la mente
cuando siento tus manos rosándome.
Difícil confesarte que alucino de noche
que tus aromas, atraviesan todo hasta mi pecho.
Explicarte donde se supone deberíamos quedarnos
donde se supone debería contener mi cuerpo
por el afán del tuyo.
Complicado reconocer esa obsesión con el mar,
con las aguas de tu calor que bañan mis fantasías.
Es difícil decirle no, a esta agitación,
que asfixia esa sensación que me hace tocar la verdad.
Que tus labios razón cada centímetro
en que nos decidimos por disfrutar.
Como me dejas contarte que en los horizontes
de mis delirios me veo compartiendo
cama, tu junto a mi.
Que no te escucho mientras hablas solo
cuando respiras encima de mi.
Difícil reprocharte que tus ademanes
de niño elegante inquieten mis desvelos
por ti en plena madrugada.
Como si yo debiera decidir entre tu piel y tu mente.
Delicado compactar las palabras que mi boca
emite cuando trato de darte todo.
Que tú, con mi cuerpo empatan mis ganas
de conmover a esa noción palpitante
de angustia.
Y en cada anochecer, que cae en nosotros,
respiramos como si el despojarnos
del antifaz fuera lo más habitual.
Es difícil darte la noticia que oculta mi pasión
cuando regreso a perderme con mi luna
y aparece esa falta que de sobra queda
cuando duermes junto
a mi tardío aliento, ya exhausto de ti.

No hay comentarios:
Publicar un comentario